CONFERENCIA EPISCOPAL DE GUATEMALA

Presidencia


CARTA CIRCULAR DE LA PRESIDENCIA DE LA

CONFERENCIA EPISCOPAL DE GUATEMALA

A LOS SACERDOTES, RELIGIOSOS Y LAICOS DE GUATEMALA

  

QUERIDOS HERMANOS:

Estamos ya en los umbrales del tercer milenio. La Iglesia se prepara para celebrar con júbilo los dos mil años de la primera venida del Salvador. Es un acontecimiento digno de ser celebrado con la mayor solemnidad.

El inicio del tercer milenio de nuestra redención es un acontecimiento que nos llena de esperanza. La historia humana camina hacia su plenitud que es el mismo Dios. Los cristianos sabemos que el Señor es el dueño de la historia y la gobierna con sabiduría y amor. Sabemos que estamos en las manos de Dios y que el temor no debe tener lugar en nuestros corazones. Ante las voces de alarma que hablan del fin, nosotros hablamos más bien de la plenitud y la esperanza. Ante quienes pretenden sembrar la inquietud y el miedo, nosotros fortalecemos la confianza, porque sabemos que Dios es Padre que nos ama.

Nosotros, los cristianos de Guatemala, queremos unirnos a la Iglesia universal en estas fiestas jubilares.

Nos alegra sobremanera el esfuerzo y la perseverancia con que los hijos de la Iglesia que está en Guatemala nos hemos venido preparando en estos tres años. Ha habido un esfuerzo de formación con las catequesis que se han tenido sobre el Hijo, sobre el Espíritu Santo y este año sobre Dios Padre. Esto seguramente ha producido frutos de conversión y ha promovido el ejercicio de la caridad.

Es encomiable también el trabajo de algunas Diócesis que ya están iniciando o tienen programadas actividades de evangelización que contribuyan a una eficaz celebración del jubileo del año dos mil.

En esta circular queremos invitar para que nos unamos en algunas actividades en las que participaremos todos los fieles católicos de Guatemala.

 

APERTURA:

Los invitamos en primer lugar para que nos unamos en la apertura del Jubileo el día 25 de diciembre de este año con una celebración en las respectivas Catedrales de nuestras Diócesis, con participación de representaciones de todas las parroquias.

Sugerimos que esta celebración esté precedida en todas las parroquias de una preparación que muy bien podría desarrollarse durante el tiempo de Adviento y en esas cuatro semanas impartir una catequesis basada en la Exhortación Apostólica del Papa, La Iglesia en América. Los cuatro temas podrían titularse de la siguiente manera:

  1. El Encuentro con Cristo vivo.
  2. Camino para la conversión.
  3. Camino para la comunión.
  4. Camino para la solidaridad.

 

CONGRESOS EUCARISTICOS:

La otra actividad en la que nos vamos a unir es la celebración de Congresos Eucarísticos, que se celebrarán en las dos Arquidiócesis del país. En cada una de ellas se congregarán las diócesis de las respectivas provincias eclesiásticas. Deberán, además, estar precedidos por congresos diocesanos, por decanatos y parroquiales.

Deseamos que el Congreso Eucarístico sea un verdadero encuentro con Cristo vivo. Las primitivas comunidades cristianas eran conscientes que en la Eucaristía se encontraban con el Señor Resucitado, por eso eran asiduos a la fracción del pan.

Esperamos que estos Congresos sean un esfuerzo evangelizador de la parroquia a través del anuncio de Cristo, de la celebración de la fe y del servicio a los pobres.

Estos congresos deben ser una oportunidad para llegar en especial a los más alejados, a los jóvenes, a los niños, a las familias y a los sectores que toman las decisiones en nuestra sociedad.

Para llevar adelante este proceso evangelizador con eficacia es necesario distinguir el área rural con sus aldeas, caseríos y fincas del área urbana con sus barrios, colonias y manzanas.

Sugerimos una metodología que siga los pasos fundamentales de la evangelización:

  1. Anunciar el Kerigma a través de visitas a hogares, volantes, retiros, pancartas, reuniones comunitarias, conciertos.
  2. Celebrar la fe: con la sagrada Liturgia, celebraciones de la Palabra, adoraciones eucarísticas, rosarios, procesiones.
  3. Vivencia comunitaria: convivencias, formación de pequeñas comunidades, solidaridad.

Exhortamos a todos los hijos de la Iglesia de Guatemala a participar en todas las celebraciones jubilares del año dos mil. Que ellas nos dejen más cerca del Señor y más cerca de nuestros hermanos.

Pidamos a la Virgen María, que vivió con tanto amor, entrega y dedicación a su Hijo en su primer año de vida, que interceda por nosotros ante Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Guatemala, 25 de julio de 1999

 

Víctor Hugo Martínez
Arzobispo de Los Altos. Quetzaltenango-Totonicapán
Presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala

 

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