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Jubileo, camino del perdón y la misericordia

En la tarde del sábado 11 de abril de 2015, en la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco presidió las primeras vísperas del segundo domingo de Pascua o de la Divina Misericordia con motivo de la entrega y de la lectura de la Bula de convocación oficial del Jubileo Extraordinario de la Misericordia que se abrirá el 8 de diciembre de 2015, Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, y será clausurado el 16 de noviembre de 2016, Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo.

Durante la homilía, Papa Francisco dijo:

• La paz sigue siendo el deseo de tantos pueblos que sufren la violencia inaudita de la discriminación y de la muerte, sólo por llevar el nombre de cristianos.

• Nuestra oración se convierte en un grito de auxilio al Padre, rico en misericordia, para que sostenga la fe de tantos hermanos y hermanas que sufren, a la vez que pedimos que convierta nuestros corazones, para pasar de la indiferencia a la compasión.

• ¿Por qué hoy un Jubileo de la Misericordia? Simplemente porque la Iglesia, en este momento de grandes cambios históricos, está llamada a ofrecer con mayor intensidad los signos de la presencia y de la cercanía de Dios.

• Éste no es un tiempo para estar distraídos... Es el tiempo para que la Iglesia redescubra el sentido de la misión que el Señor le ha confiado el día de Pascua: ser signo e instrumento de la misericordia del Padre.

• El Año Santo tiene que mantener vivo el deseo de saber descubrir los muchos signos de la ternura que Dios ofrece al mundo entero y sobre todo a cuantos sufren, se encuentran solos y abandonados, y también sin esperanza de ser perdonados y sentirse amados por el Padre.

• Un Año para ser tocados por el Señor Jesús y transformados por su misericordia, para convertirnos también nosotros en testigos de misericordia. Para esto es el Jubileo: porque este es el tiempo de la misericordia.

• Es el tiempo favorable para curar las heridas, para no cansarnos de buscar a cuantos esperan ver y tocar con la mano los signos de la cercanía de Dios, para ofrecer a todos, a todos, el camino del perdón y de la reconciliación.

• Que la Madre de la Divina Misericordia abra nuestros ojos para que comprendamos la tarea a la que estamos llamados; y que nos alcance la gracia de vivir este Jubileo de la Misericordia con un testimonio fiel y fecundo'.

(news.va)

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