Lectio Divina Dominical
Tiempo de Cuaresma, Ciclo C
2 de marzo a 9 de abril 2022

Para la comunidad de los discípulos y testigos del Señor, para la Iglesia que es su “Cuerpo místico” (cf. 1Co 12, 12ss) el camino cuaresmal es un “tiempo fuerte” caracterizado por la escucha más atenta de la Palabra que conduce a la celebración de la Pascua de Cristo.

En la página sagrada del ciclo C resalta la figura de Jesús modelo del camino de fidelidad, de entrega y de encuentro con el amor misericordioso de Dios. Así, cada uno de los domingos va marcando un paso hacia adelante y dejando su huella de crecimiento espiritual en la comunidad, en la medida en que en ella se escuche y realice el llamado de Cristo a la conversión. Los pasos de esta imitación son:

1º) Permanecer fieles a Dios:
El primer domingo presenta el relato de las tentaciones en el desierto (cfr. Lc 4, 1-13) donde Cristo es propuesto como "modelo de fidelidad" al plan de Dios. Fidelidad que no es fácil, pero que anticipa la victoria pascual sobre la muerte. Sometido a la prueba en todo aquello en que se puede ser débil como persona, el Mesías afronta en fidelidad a la Palabra los embates del demonio.

2º) Conserva la fe en la prueba:
Como en demás ciclos, en el C se incluye en Cuaresma el relato de la Transfiguración en el Monte (2do. domingo, Lc 9, 28-36) el cual se entiende como una llamada del Maestro a fortalecer y aumentar la fe en El precisamente cuando el ambiente de Pasión está por comenzar: es este ambiente, cuando el poder del pecado y de la muerte parezcan ocultarle y vencerle, los discípulos de todos los tiempos deberán recordar su transfiguración como un gesto de su misericordia para infundir ánimo y fortaleza a quienes como él deben conservar la fe en la prueba.

3º) Convertirse en el tiempo oportuno:
La voz del Maestro de la comunidad discipular, adquiere una tonalidad de urgencia hacia la conversión en el tiempo oportuno a partir del 3er. domingo de Cuaresma (Lc 13, 1¬9). El invita a observar y aprender de los acontecimientos grandes y pequeños de todos los días donde se manifiesta la fragilidad de la existencia humana.

4º) Volver a casa del Padre misericordioso:
Una de las más propias y estupendas parábolas de Lucas, la del “hijo pródigo” o bien “del padre misericordioso” (Lc 15, 1-3, 11-32) actúa como invitación apremiante a reconstruir la relación amorosa y filial con Dios, rota por el pecado y aumentada por el "tiempo de la lejanía" que a su vez comporta la duda sobre la misericordia divina y el retardo en la vuelta.

5º) Vivir el contacto con el perdón de Dios:
Otra famosa escena de Lucas, aquella de la pecadora sorprendida en culpa y perdonada por el Señor, si bien se encuentra de otra manera en el Evangelio según San Juan (Jn 8, 1-11) ha sido reconocida como obra propia del espíritu evangélico de San Lucas. La página es clara en sí misma pues constituye el último y más intenso llamado de la “cuaresma Lucana”: hay que experimentar ahora mismo, sin retraso el encuentro entre la miseria humana y la misericordia divina.

Para la comunidad discipular la escucha atenta de la Palabra que propone conversión y salvación se complementa indudablemente con la frecuencia de los Sacramentos de la Reconciliación y Eucaristía, verdadero contacto con la gracia y la vida que se celebrarán plenamente en el Misterio Pascual. De este complemento obtendrá la energía para testimoniar también ella el perdón de Dios por los caminos del sufrimiento humano. Descargar este texto