Calendario Litúrgico Dominical
Tiempo de Pascua, Ciclo C
21 de abril al 8 de junio 2025

Para los discípulos del Señor, la Palabra escuchada, meditada y orada, constituye uno de los signos más propios de este tiempo: ella narra, recuerda e ilumina los eventos que han tenido lugar en el Misterio Pascual de Cristo. En sí misma, la Palabra en el ciclo C actúa en el tiempo pascual actúa como lo hizo en la "primera pascua" del Éxodo de Egipto:

1. Preparando el acontecimiento en ambiente de esperanza en el corazón de los creyentes, por ejemplo en los capítulos 11-13 del Éxodo.

2. Actuado el poder de Dios quien mediante esa Palabra suya y la mediación de Moisés liberó y más bien "recreó" a su pueblo a través del paso por las aguas (VER Ex 14).

3. Especialmente, iluminando el evento ocurrido hasta suscitar la actitud de oración como sucedió en el Cántico Triunfal de Ex 15 (VER) donde las acciones de Dios son narradas y convertidas en motivo de alabanza.

Aún cuando cada uno de los domingos de este tiempo contiene una enseñanza particular y gradual, servirá tener en cuenta ciertas actitudes personales y comunitarias que surgen de la escucha de la Palabra y celebración de la Eucaristía:

- Alegría ante el mensaje de la Buena Nueva de la Resurrección: Elemento presente en la liturgia de estos días a través del aleluya y del mismo Gloria, este gozo se conjuga con el ideal del compromiso misionero de la Iglesia que recibe el Espíritu "según la promesa del Señor" .

- Apertura del corazón a la llamada a la conversión: Actitud que no “queda en cuaresma” sino que es repropuesta "después de los sucesos de Jerusalén" a través de los discursos de Pedro que presenta el libro de los Hechos de los Apóstoles: ante lo que Dios ha actuado es preciso convertirse y entrar en el momento de la salvación (cfr. Hch 2, 14ss). Importa en modo especial la reflexión que también se ofrece en estos domingos sobre la condición nueva de los bautizados, sacramento que toma toda su fuerza como “vínculo con Cristo muerto y resucitado” (cfr. Rm 6, 8-11).

- Espíritu de fe en el Sacramento Eucarístico: Al que de modo especial se invita a través de la Palabra: su recepción y su adoración vienen motivadas por la certeza de ser la presencia del Resucitado quien continúa caminando por las vías del mundo, al lado de su Iglesia y al encuentro del hombre que deberá ser salvado (cfr. Lc 24, 13-35).

- Compromiso con el contenido del mensaje de resurrección: De modo concreto, para hacerlo presente en los ambientes en los cuales "aún reinan el temor, el sufrimiento, el pecado y la muerte, frutos de la falta de Adán": Es la comunidad quien determinará dichos ambientes en su propio interior, en el mundo que le rodea, en la creación que gime en la espera de su liberación (cfr. Rm 5, 12ss).

Es así como de la misma manera que "al principio existía la Palabra" (cfr. Gn 1,1; Jn 1,1) en el inicio de la "nueva creación pascual" ella vuelve a ser fundamento, luz y fuerza de los discípulos y testigos que celebran dominicalmente el hoy de la salvación tan querido para San Lucas: ello ocurre en el reencuentro constante su Señor quien "explica las Escrituras y parte para todos el Pan". Descargar este texto