Presentación de la
Conferencia Episcopal de Guatemala


Esta obra, fruto de un largo y tenaz esfuerzo en el que se vieron comprometidas muchas personas, de modo especial el P. Bernardo Gosse y la Licda. Isabel Sucuquí, sólo puede ser entendida desde la perspectiva de un doble amor: amor a la Palabra de Dios, ciertamente, así como amor a un pueblo que fue sometido a una irracional violencia, al punto de que se llegara a pensar que se había arrancado del corazón de su gente cualquier vestigio de esperanza en un futuro distinto y mejor.

Sus páginas recogen la Palabra que Dios dirige a cada uno en medio de las circunstancias concretas en que le toca vivir. Es por ello que tienen el poder de penetrar en lo más íntimo del ser humano y conmoverlo. Especial densidad y profundidad poseen las palabras de Jesús, las cuales contienen, expresan y comunican la plenitud de la vida. El pan de la Palabra es alimento de vigor, ilumina la mente, confirma la voluntad, enciende un ardor renovado y renueva la vida (cfr. DV, 23).

Para que la Palabra de Dios engendre vida y produzca sus frutos, hay que acogerla y vivirla. Ello no es posible si no comprendemos lo que está escrito; de ahí que sea fundamental aproximarla a nuestra gente haciéndolo en su propio idioma materno, ya que esta Palabra nos viene a revelar, a cada uno, el sentido profundo de nuestra vida, mostrándonos la razón por la cual vivimos. Es la enseñanza de Cristo la que devuelve al corazón humano la esperanza.

Pero no basta tampoco con acoger y vivir la Palabra. Hay que compartirla. La Palabra es como una semilla sembrada en nuestra vida. La tierra buena no devuelve semilla, sino el fruto. Y es éste el modo por el cual el Reino de Dios avanza y la comunión entre las personas se extiende. Al entregar esta Sagrada Escritura en lengua quiché a nuestra gente, quienes lo hicieron posible lo hacen con el deseo de que el amor por la Palabra de Dios crezca en nosotros, engendre vida en el corazón de las personas, y que esta vida y todo lo que Dios sugiere al corazón sea compartido en familia y en comunidad, y así nos impulse a todos a ser discípulos y misioneros del Señor en medio de un mundo profundamente necesitado de Dios.

+ Pablo Vizcaíno Prado
Obispo de Suchitepéquez-Retalhuleu
Presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala 2008-2011

 

RI TYOXLAJ WUJ PA QACH’AB’AL K’ICHE’ - La Sagrada Escritura en Idioma Quiché